Cuento erótico: esperando a su marido

cuento erótico

Odiaba cuando su marido trabajaba en el turno de noche. No le gustaba tener que irse sola a dormir en una triste, grande y solitaria cama. A veces, cuando no tenía que trabajar al día siguiente prefería esperarlo despierta solo para poder irse con él a la cama y disfrutar de la pasión de los cuerpos, sentir el cuerpo caliente de su marido entre las sábanas. Ella adoraba la forma en que Marcos la acaricaba, le volvía loca como rozaba suavemente sus manos contra las nalgas, las piernas, la espalda, la cintura…, sentía calambrazos en el clítoris cuando le chupaba los pezones con la punta de la lengua. Marcos sabía muy bien cómo ponerla cachonda y era capaz de excitarla haciendo florecer sus ardientes flujos vaginales con solo rozar sus pezones con los dedos.

Marta llegó a casa a las 20:30 y Marcos llegaría sobre las 4:15 de la madrugada. Ella se preparó un baño caliente con espuma, muy relajante y no pudo evitar pensar en Marcos mientras sus manos llenas de gel de avena se deslizaban por todas las partes de su cuerpo desnudo. Marta reparó en lo cachonda que estaba ese día y pensó en la verdadera pena de no poder aliviarse con las maravillas que su marido le hacía para llevarla al cielo. Después de un par de pellizcos en los pezones, alguna pasada de dedos por el clítoris desde abajo hasta arriba y deslizar sus manos jabonosas por toda su piel pensando en las manos de su marido, Marta salió de la ducha excitada, húmeda, cachonda y sola, qué horror!! Secó su cuerpo acelerado, peinó su pelo, aplicó crema hidratante por todo su cuerpo, desde las piernas hasta los brazos y se puso su camisón de raso favorito.

Se fue a la cama cansada, había tenido un día duro en el trabajo y solo quería descansar pero sin Marcos a su lado no podía conciliar el sueño. Poco a poco empezó a pensar en Marcos tocando sus nalgas y sus pechos, besando su cuello mientras acaricia su cara. Pensaba en la forma en la que su marido la sujeta por la cintura cuando están haciendo el amor. Metió sus manos bajo las sábanas y empezó a acariciar su cuerpo muy, muy despacio, desde los muslos hasta el pecho, rozó suavemente sus pezones con la punta de los dedos deslizándose hasta su clítoris, lo presionó con firmeza y comenzó a realizar pequeños círculos alrededor de él. De nuevo notó la humedad de su sexo y los pezones duros y puntiagudos y deseó con todas sus fuerzas que Marcos estuviera en casa para disfrutar juntos del momento. Sus caricias y sus pensamientos se fueron apagando poco a poco y Marta entró en fase REM aún con su mano entre las piernas.

Cuando Marcos llegó a las 4:15 a casa encontró a su mujer dormida con un camisón de raso en la cama, con la mano entre las piernas, húmeda y excitada. Enseguida reaccionó y deseó que Marta estuviera despierta para hacer el amor con ella hasta la saciedad.

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