Relato porno XXX: sexo con dos negros


El sueño erótico de casi todas las mujeres es follarse a un negro , incluso a dos negros al mismo tiempo. El gang-bang es tremendamente emocionante. He tenido varias experiencias interraciales de las cuales he disfrutado muchísimo pero nunca me lo había montado con dos negros al mismo tiempo y fue una experiencia realmente agradable que sin duda repetiría. La idea de engañar a mi pareja con dos negros desconocidos se fue forjando en mi cabeza y el deseo de hacerlo aumentó considerablemente en un corto espacio de tiempo.
Desde hacía meses, cuando estaba haciendo el amor con mi novio, a menudo mi pensamiento se dirigía hacia una polla negra, imaginaba cómo sería tocarla, chuparla, frotarla contra todo mi cuerpo e imaginaba que era una de esas pollas negras las que me estaba follando en ese momento. Conseguía orgasmos más intensos con estos nuevos pensamientos sucios que me abordaban y así fue como decidí, un día cualquiera, intentar follarme a dos pollas negras.
Hacía tiempo, un domingo, había estado con mi pareja en un pequeño pueblo perdido de la montaña dando un paso para ver una maravillosa fuente natural y me fijé que muchos chicos negros, fuertes, guapos y cachondos llenaban sus garrafas de la fuente. Afloraron en mí unas ganas tremendas de follarme a un par de ellos. Mientras caminábamos yo pensaba fijamente en mi obsesión por follarme a dos inmigrantes. Mi coño palpitaba entre mis muslos, mojado solo de pensarlo. Tuve que acudir al baño de un bar para lavarme con toallitas húmedas.
En los días siguientes, seguía obsesionada con la idea de follarme a dos negros y tomé la iniciativa para darle vida a mi sueño erótico. Y así, una tarde, totalmente acicalada, preparada y decidida a ser masacrada por dos vastas pollas negras, volví al pueblo y me detuve al lado de la fuente. Apenas pasaron cinco minutos cuando noté que dos hombres altos, fuertes y negros extremadamente cachondos se acercaban a mí, yo, intentaba beber de la fuente para lo que tuve que agacharme, llevaba un gran escote por lo que las tetas sobresalieron por encima del escotado vestido.
Cuando me incorporé con las tetas al aire y el agua que me resbalaba por la boca chocando contra ellas, los dos negros ya estaban allí delante mirándome con deseo. Me pregunté cómo serían las pollas que éstos negros escondían bajo sus pantalones y los imaginé desnudos y follándome salvaje y desvergonzadamente. Estaba vestida con un vestido corto de rayas, muy sexy y botas negras, con braga brasileña pero sin sujetador. Se sorprendieron gratamente cuando empecé a socializar con ellos preguntándoles su edad y procedencia mientras ellos me miraban babeantes.
Estaban emocionados al contarles mi idea de engañar a mi novio con dos pollas negras y ¿qué mejor forma que con dos buenos jornaleros agrícolas nigerianos de 30 años? Enseguida se sintieron atraídos por la idea y comenzaron a rozar suavemente mis grandes pezones que quedaban a la vista, los acariciaron despacio y empezaron a lamerlos con más y más ganas hasta que les pregunté si tendrían un sitio más tranquilo en el que poder saciar mi deseo insaciable. Les dije que quería que me tocaran el culo y me dieran palmadas en las nalgas hasta ponerlas rojas, quería que me tocaran el clítoris con el dedo gordo hasta que chorree de placer y que me lamieran los pezones con la punta de la lengua.
Me llevaron a una cabaña (mientras me excitaban a lo largo de todo el camino) en la que vivían los dos de forma más o menos digna. La chimenea era enorme y una gran alfombra se extendía frente a ella, las brasas calentaban la cabaña fácilmente y la estancia allí era favorable. Uno de ellos extendió una gran manta sobre la alfombra y allí me dí cuenta de que no había marcha atrás, decididamente iba a follarme a dos negros. Fumamos un cigarrillo sentados frente a la candela hasta que los dedos de uno de ellos se alzaron para pellizcar suavemente uno de mis pezones, el otro le siguió y consiguieron darme placer hasta arrodillarme con uno a cada lado, rozándome los pezones y acariciándome las nalgas.
Se agradecía, de vez en cuando, una buena cachetada en el culo. Mmmmmmm. En el silencio de una solitaria cabaña de bosque los dos negros empezaron a besarme todo el cuerpo, a tocarme por todas partes mientras me desnudaban, me levantaban el vestido por los muslos hasta que me quitaron las brasileñas, luego se deshicieron de mi vestido, dejándome completamente desnuda excepto las botas. Poco a poco empecé a disfrutar de los que me rodeaba, de sus bocas, de sus lenguas, de sus manos…desnuda a su merced dejé que me siguieran excitando cada vez más y más.
Tocaron mis tetas, mi culo, mi coño, cuatro manos explorando todo mi cuerpo. Uno de ellos se arrodilló y empezó a lamer mi coño mojándome al instante, el otro me chupaba los pezones moviendo la punta de la lengua, metiéndome un dedo en la boca que yo chupaba y lamía simulando una mamada. En unos segundos los dos negros se desnudaron y por fin pude ver las dos grandes pollas duras como rocas a mi entera disposición. No podía contener la emoción y deseaba ansiosamente follarme a aquellos dos agricultores negros.
Vestida solo con unas botas, me recogí el pelo en un moño para que no me molestase el pelo durante la mamada, me arrodillé frente a las dos pollas y comencé a tocar, a chupar, a lamer….mientras le hacía una paja a uno me metía en la boca la polla del otro. Meter estas dos enormes pollas en mi boca fue una prueba difícil, me turnaba las pollas e intentaba hacerlo lo más rápido posible, una y otra, una y otra…pasaba de una a otra chupándolas con fuerza. Mi coño chorreaba sin descanso cuando metía las dos puntas de las pollas en mi boca, abierta en todo su ser. Fue una sensación realmente satisfactoria.
Con los ojos cerrados, babeaba profundamente saliva que manaba de mi boca rellena por aquellas gigantes pollas, como si ya se hubieran corrido. Sentía que se endurecían cada vez más en mi boca y gemí del placer de sentir las dos pollas que me estaban volviendo loca. Me sentí una auténtica guarra haciéndole una doble mamada simultánea a dos negros desconocidos que había encontrado en un alejado pueblo de la montaña. Al cabo de un rato ya no podía más, estaba ansiosa, cachonda y les dije que quería una polla en mi coño ya, quería follar duro con ellos. Me pusieron a cuatro patas y me excitaron aún más acariciando mis nalgas y dando cachetitos en el culo hasta ponérmelas rojas.
Mis pechos colgantes se estremecían cuando eran pellizcados por sus delicados dedos y mientras uno delante de mí me invitó a seguir chupando su gran polla el otro me penetraba por detrás apretando sus manos en mi cintura. Mis gemidos dejaban ver el éxtasis en el que me encontraba. El negro que me follaba empujaba mi cuello para obligarme a seguir mamando la polla de su amigo. Después de un rato, cambiamos para llevarme a la boca la polla que me follaba y follarme a la que estaba chupando. Éste venía sujetando su polla con la mano y me puso aún más cachonda su obligatoriedad impuesta de empujar mi cabeza a chupar su polla mientras él se la sujetaba. Sentía en todo momento alguna mano tocando mi culo, unas manos o una lengua sobre mis pezones y manos, lengua o polla en mi clítoris.
Me hizo volar la sensación de dos lenguas lamiendo mi coño, es algo indescriptible. Dos lenguas, cuatro manos y dos pollas grandes para mí solita!! Gemía obscenamente como una verdadera puta, me retorcía de placer cuando uno de los negros me sentó sobre él a mis espaldas y sin lubricante ni piedad penetró mi culo sin previo aviso y su polla entró recta y profundamente en mi culo. Aún estaba abrumada por el placer que sentí cuando el otro negro restregó su polla por mi clítoris y le metió en mi coño como si fuera mantequilla. Prisionera de la excitación del momento solo podía sentir manos, lenguas y pollas tocándome por todas partes. Incluso desee en ciertos momentos una tercera polla (tres lenguas, seis manos y tres pollas, woowww) para chupar hasta el primer orgasmo. Fue una follada increíble, se turnaron para darme el máximo placer.
Luego el de la polla más grande se recostó frente a mi cara, acarició mi cara y la acercó lo suficiente a su polla para que me cupiera entera en la boca, el negro gemía de placer, le gustaba ver lo difícil que era meter su enorme polla en mi boca y le encantaba ver cómo me retorcía cuando me follaba el coño. Yo me sentía como una indecente y golfa, desnuda con botas y con dos pollas a mi disposición. Ambos negros estaban dotados de dos grandes pollas, una resistencia increíble, eran buenísimos follando y penetraban mi coño y mi boca a turnos forzados. De nuevo de rodillas frente a ellos me turnaba para chupar pollas grandes, quería que llegaran juntos al orgasmo para que derramaran todo su semen espeso por mi cara y mi boca.
De un lado a otro rápidamente con mis manos en sus pollas, los escuchaba gemir como bestias mientras se corrían con sus pollas apuntando directamente a mi boca. Llena de semen y aún excitada, con un negro a cada lado empezaron a tocar todas mis partes al unísono hasta hacer a mi coño chorrear como nunca lo había hecho antes y fue uno de los orgasmos más intensos que he sentido a lo largo de toda mi vida sexual. Antes de vestirme les dejé mis braguitas brasileñas de recuerdo y me fui con el culo ardiendo como el infierno.
En el coche de camino a casa sentía la satisfacción de haber disfrutado como una loca con dos pollas grandes que me han devastado el culo, el coño y me han dado placer desenfrenado durante dos horas, un trío satisfactorio. Debía refrescarme con toallitas húmedas y beber cantidad de agua mineral antes de llegar a casa. Durante la cena con mi inconsciente novio, a menudo pensaba en mi aventura de la tarde con dos negros pero pasé una velada tranquila hasta que, más tarde, caí rendida en un profundo sueño reparador.
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